El envío de dinero a México paga ‘cover’: Un impuesto inesperado

Estados Unidos evalúa un impuesto a las remesas: 35 dólares por cada mil enviados. ¿Cómo impactaría esto a los migrantes y a la economía mexicana?


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El Senado de Estados Unidos está cocinando un proyecto conocido como “One Big Beautiful Bill”, que planea clavarle 35 dólares extra por cada mil que los migrantes mandan a sus familias en México. Sí, 35 dólares que parecieran poco al principio pero que suman rápido si haces cuentas mes a mes. La idea detrás de esta brillante movida es, supuestamente, financiar el "éxito" del sistema migratorio en EE.UU., pero lo que realmente hace es poner otro obstáculo en el camino de quienes ya de por sí se la rifan lejos de casa.

Este golpe directo al bolsillo de los remitentes viene en un mal momento, en el que las remesas son más que nunca el salvavidas económico de millones de familias en México. En otras palabras, el jardín está creciendo a base de remesas, pero resulta que ahora hay que pagar entrada para regar.

3 puntos clave del tema:

1. Nueva tarifa: Un impuesto de 35 dólares sobre cada mil enviados por los migrantes desde EE.UU.

2. Impacto: Millones de familias mexicanas dependen de las remesas; cualquier freno puede lastimar el tejido económico-social.

3. Motivación: Supuestamente, financiar temas migratorios. La realidad: ponerle una zancadilla más al que envía dinero a casa.


Para entender por qué esto duele tanto, imagínate que tu carrito de tacos favoritos de repente decide cobrarte extra por la salsa. Lo mismo pasa aquí: ese cargo adicional es la salsa extra en el taco que ya viene caro. Las remesas llegaron a niveles récord, y de repente los gobernantes se preguntan cómo exprimir un poco más de billetes para cubrir sus propios baches presupuestarios.

Según datos del Banco de México, las remesas son probablemente el mayor ingreso extranjero desde que la abuelita dejó de enviar billetes falsos en los tamales. Este impuesto no sólo disminuye el incentivo para enviar dinero, sino que también descarrila el crecimiento económico en regiones donde ese dinero hace la diferencia entre comer frijoles o bistec. Además, agrega fricción donde debería haber flujo; con la tecnología actual, las transacciones fronterizas deberían ser tan sencillas como cambiar de canal.

Para el migrante que envía dinero cada mes, es básicamente una transferencia de su esfuerzo laboral al bolsillo del Tío Sam. Este impuesto no es una cachetada, es un gasto oculto que sumado puede afectar el poder adquisitivo de los hogares dependientes de esas remesas. Familias que ya andan con un ojo en el súper y otro en el tipo de cambio, con este cobro el presupuesto llega tan apretado que sus vacaciones serán de “quédate en casa”.

Si tienes parientes que dependen de estas remesas, deberás ajustar más que un cinturón para cerrar el mes. Este impuesto es como aquel compañero de viaje que siempre pide que se divida la cuenta, olvidando que sólo tomó agua.

Si este impuesto pasa, más que una simple tarifa será un golpe directo a la esperanza de muchas familias mexicanas. “One Big Beautiful Bill” podría ser mejor rebautizado como “El Gran Robo de los 35”. Al final del día, lo único que queda claro es que el sueño americano ahora cuesta 35 dólares más por cada mil. Si los queremos seguir gastando en México, será mejor empezar a sacar la calculadora y ajustar el presupuesto de las tortillas. Después de todo, hasta para soñar hay que pagar impuestos.


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El Billetazo